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Un juego con historia
El origen de los dardos se remonta a la Europa medieval, cuando soldados aburridos en tiempos de paz lanzaban flechas cortas contra tapas de barriles o troncos.
Lo que empezó como pasatiempo de guerreros evolucionó en un deporte de precisión.
En 1896, Brian Gamlin —un carpintero inglés— diseñó el orden numérico que usamos hoy en los tableros, pensado para castigar los errores de puntería.
Y aunque parezca increíble, hasta 1973 se usaba cerveza como premio oficial en los torneos.
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Hoy, los dardos combinan tradición, precisión y comunidad.
El espíritu del juego sigue siendo el mismo: Lanzar, Acertar y Disfrutar.
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